“China aún no es un adversario, pero sí un gran desafío”, advirtió Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, tras haber reunido a los aliados con los cuatro socios del Indo-Pacífico, es decir, Corea, Japón, Australia, Nueva Zelanda en la última reunión de la Alianza en Madrid, a finales de junio, presagiando de esta manera un futuro enfrentamiento con el gigante asiático y tensando la relación con declaraciones que van desde las advertencias hasta las amenazas.
Pese a que sus fronteras se encuentran a miles de kilómetros de los límites de la OTAN, China expresa abiertamente y en un tono cada vez mayor su desconfianza hacia la organización.
Un nuevo desafío
La OTAN ha denunciado a la primera potencia asiática por “socavar el orden global” en materia de seguridad.
Jens Stoltenberg, secretario general de la organización, anunció en abril que su estrategia de defensa incluirá por primera vez a China, más específicamente “cómo su creciente influencia y políticas coercitivas afectan a nuestra seguridad”, estas preocupaciones se vieron reflejadas en el documento final de la reunión de la Alianza.
En el punto 13, la OTAN subraya que “las ambiciones declaradas y las políticas coercitivas de la República Popular China desafían nuestros intereses, seguridad y valores” y acusa a Pekín de querer aumentar su poder a través de diferentes herramientas políticas, económicas y militares y de ocultar su estrategia e intenciones.
El documento también señala que “las operaciones híbridas y cibernéticas maliciosas de China, así como su retórica de confrontación y desinformación, tienen como objetivo a los aliados y perjudican la seguridad de la Alianza”.
A su vez, denuncia que China “utiliza su influencia económica para crear dependencias estratégicas y aumentar su influencia”.
También se refiere en otro artículo al arsenal nuclear de China. “Está aumentando rápidamente su arsenal y está desarrollando sistemas cada vez más sofisticados, sin aumentar la transparencia ni comprometerse de buena fe con el control de armas”, señala el documento.
Extender su influencia
Por su parte, China ha acusado a la OTAN de querer extender su influencia en la región Asia-Pacífico, a las puertas del gigante asiático.
“La OTAN ha malogrado Europa. ¿Está ahora tratando de malograr Asia-Pacífico e incluso el mundo?”, protestó la cancillería china a finales de abril.
Un mes antes, el ministro de Exteriores, Wang Yi, afirmó: “el verdadero objetivo de la estrategia de EEUU en el Indopacífico es crear una rama de la OTAN en la región”.
Autoridades de Pekín han repetido con frecuencia en los últimos meses esta acusación.
De la indiferencia a la tensión
Ahora, la desconfianza, tensión y acusaciones mutuas marcan las relaciones entre Pekín y la alianza. Pero esto no siempre ha sido así.
El doctor en historia moderna británico Jamie Shea, quien ocupó diversos cargos de responsabilidad en la OTAN entre 1988 y 2018, asegura que la relación entre la alianza y Pekín ha sido más bien de indiferencia mutua en las últimas décadas, con intercambios periódicos que apenas produjeron frutos.
“Los chinos mostraron interés en la OTAN cuando entró por primera vez en Afganistán en 2003, pero cuando entendieron que no estaba allí como una fuerza de ocupación permanente sino con fines de estabilización y contraterrorismo se relajaron y su interés en la OTAN se desvaneció”, asegura.
El experto remarca que “hasta la fecha no ha habido un Consejo OTAN-China que permita a ambas partes reunirse regularmente y debatir desafíos comunes o percepciones mutuas”.
Wang Huiyao, presidente del think tank Centro para China y la Globalización (CGC), explica que, por su lejanía geográfica, Pekín “en principio no debería tener muchos asuntos en común con la OTAN”.
“Pero si la OTAN publica un comunicado diciendo que China es una amenaza potencial, eso preocupa a Pekín”, señala.
El experto también cree que las confrontaciones entre Pekín y la alianza atlántica “son un reflejo de las relaciones entre EE.UU. y China, que se han deteriorado en los últimos 5 o 6 años”
“Y EEUU lidera la OTAN, y ciertamente la OTAN refleja en gran parte las decisiones de EEUU”.
Agencias