“La misión de las FFAA es ser leal al Gobierno, pero no lustrar sus botas”

El cambio del Alto Mando Militar tres veces en 11 meses, las modificaciones a la norma de ascensos en las Fuerzas Armadas, militares muertos en la lucha contra el contrabando y  otros detenidos por cruzarse la frontera. Son estos hechos los que colocan a la institución castrense en una situación de vulnerabilidad y alto riesgo.

“Hemos perdido gran parte de nuestra capacidad, debido a que los políticos se han dedicado a debilitar  las FFAA”, sentencia el excomandante del Ejército y experto en Seguridad y Defensa Tomás Peña y Lillo.

Con mucha firmeza, pero también con ese temor de un “soldado de la patria”, sostiene que en algún momento los gobernantes deben darse cuenta de que las FFAA no se deben al partido político de turno, sino al Estado y a la gente.

¿Cómo evalúa el rol de las FFAA en este momento de crisis política?

Considero que tenemos algunos problemas muy serios. Durante mucho tiempo, las FFAA han sido reiteradamente ignoradas, no se le está dando la atención debida a la seguridad y defensa, a pesar de que la Constitución dice claramente que son deberes del Presidente de los bolivianos dar la atención debida.

Se trata continuamente de buscar unas FFAA que sean del Gobierno, cuando las FFAA son  de Bolivia. Porque el Gobierno es pasajero, pero las FFAA son una institución permanente. Entonces, a mi modo de ver, el problema principal es ese. Hay un sector radical del Gobierno que quiere tener unas FFAA que estén al servicio exclusivo del Gobierno, eso está mal.

¿Cuál es el papel del Alto Mando Militar en esta coyuntura?

Lamentablemente, da la impresión de que dentro de los mandos se ha buscado, ante todo, poner gente que sea absolutamente leal a un partido y eso no es correcto. En las FFAA, durante muchos años se han mantenido la meritocracia y la antigüedad, pero lamentablemente hemos tenido muchos cambios. Hubo tres relevos de mando este año y eso conspira no solamente contra la estabilidad de las FFAA, sino contra el trabajo, porque un nuevo mando quiere recomenzar y encima tenemos algunos mandos que están confundiendo su verdadera función. Los mandos deben entender que están al servicio de la patria, no al servicio de un partido político.

Al no respetarse la meritocracia ni la antigüedad, tenemos problemas al interior muy grandes que no se notan porque el militar calla, mira y no dice nada, pero, en la realidad, tiene consecuencias posteriores.

Al interior de las FFAA hay descontento por una parte, pero, por otra, hay una especie de lealtad al Alto Mando.

Lealtad tiene que haber, el militar tiene que ser leal, esa es su esencia, tiene que ser leal al Gobierno al cual sirve, a la patria y  al Estado. Pero aquí se ve que hay prioridades de lealtad. El Gobierno debería ser leal a las FFAA y no lo es porque  no hay ningún programa para reponer o para mantener armamento, equipo y munición; para mejorar las unidades. Está haciendo que las FFAA sobrevivan.

¿Eso se traduce en el trato a los militares de bajo rango?

Ayer (jueves) ha muerto un suboficial, ¿llevaba chalecos antibalas?, ¿elementos antimotines?, ¿tenía la dotación de munición correcta?, ¿tenía el teléfono satelital?, ¿tenía un GPS, una radio que permita de inmediato  pedir refuerzos? Eso deberíamos preguntarle al Gobierno. En el ámbito militar, el que da la misión  es el que asigna y da los medios.

Lo que pedimos al Alto Mando es lealtad con el que lo ha nombrado, de acuerdo; pero también pedimos que sean leales con las FFAA. Exijan que se les dote de armamento y  munición; que se les dé el respeto debido a una fuerza que ha nacido antes de Bolivia. No la ninguneen como se lo hace.

¿Cómo analiza la designación de los ministros de Defensa? En esta gestión,   Edmundo Novillo, ¿es el indicado?

Yo lo veo al ministro Novillo como un hombre competente, como un hombre capaz, pero lamentablemente con muy poco conocimiento de Seguridad y Defensa. No creo que tenga las cartas como para ser ministro y encima da la impresión de que se ocupa solamente de problemas políticos, de ver el problema de si están bien en algún congreso del MAS. En vez de pedir que haya justicia militar, que se cumpla la Constitución, en vez de reponer el avión que se ha caído sobre Sacaba, en vez de pedir partidas inmediatas para la reposición de armamento y munición. Esa es su verdadera función. Menos política y más dedicación a las FFAA.

Esta es una práctica vieja de poner gente que no sabe seguridad y defensa y que solamente se ocupa de apoyar al Gobierno. Su función es mantener a las FFAA  en condiciones adecuadas para enfrentar cualquier tipo de amenaza externa o interna.

¿Están preparadas las FFAA en ese sentido, ante cualquier eventualidad?

Lamentablemente, en este momento no estamos preparados, hemos perdido gran parte de nuestra capacidad debido a que los políticos durante mucho tiempo se han dedicado a debilitar a las FFAA y se han dedicado a evitar que estén en condiciones de cumplir con sus funciones. Yo creo que ahora el equilibrio se está comenzando a romper  peligrosamente. Se nota cuando nuestros vecinos abusan de nuestros soldados, cuando se pasan la frontera o cuando comienzan a hablar fuerte, cuando no nos dan importancia, ahí se nota porque la seguridad y defensa va estrictamente ligada al servicio exterior, a la Cancillería, pero cuando la Cancillería tiene actitudes erráticas, cuando las FFAA no está adecuadamente representadas, los que están a nuestro alrededor se dan cuenta y comienzan a abusar y nadie dice nada.

En el Senado ya fue aprobado el proyecto de Ley de ascensos de las FFAA, con algunas modificaciones, pero  le da al Ejecutivo el control. ¿Qué opina al respecto?

Es un gravísimo error que se comete. El TCP dice que debe salir una ley de ascensos, de acuerdo, pero el Congreso debería llamar al comando y pedirle que lo prepare  basado en lo que tiene en este momento. Los reglamentos de ascenso que se tienen son producto de muchos años de experiencia respecto al ascenso. Esto ha permitido que asciendan los mejores, la verdad es esa. Que alguna vez se ha escapado uno que el Gobierno ha promovido, ha ocurrido, pero los reglamentos que tenemos son excelentes y permiten el ascenso de los mejores al más alto grado. Ese ascenso garantiza a los bolivianos unas FFAA disciplinadas, leales, conscientes y valientes  respecto a una situación interna y externa.

A los tres senadores que han presentado ese proyecto, ¿cuáles son sus papeles, su conocimiento sobre seguridad y defensa?, ¿qué cursos han hecho?, ¿qué experiencia tienen?, ¿dónde han trabajado? Quisiera que me digan. No es cuestión de presentar nomás. Por otro lado, ¿es correcto que el Congreso promueva un nuevo grado? Las FFAA deberían ser las que tienen que decidir si hay un nuevo grado o no.

¿Es correcto que el Congreso defina que alguien puede ser ascendido al grado inmediato superior  por mérito de servicio al Estado?, yo les pregunto si saben que si uno asciende al grado inmediato va a la cola del curso que está arriba, pierde toda opción de ser primero.

Cuando se hace una ley de yacimientos, se consulta a Yacimientos, si se hace sobre los canillitas, se consulta a los canillitas. Lo correcto es que el proyecto se envíe a las FFAA, después a la Unión de Militares del servicio pasivo como corresponde, al cuerpo de generales y almirantes y ellos van a decir y dar consejos. Si sacamos leyes sin ton ni son, ¿qué tipo de Estado somos?

Un desfile pasado de los militares del Ejército.
Foto:  Archivo Página Siete

¿Cómo se consideraba la meritocracia y toma de decisiones en su época de comandante?

Las FFAA enviaban al exterior a sus militares, tenía un programa para que el primero de la escuela básica vaya al exterior, el primero de la avanzada vaya al exterior, el primero de Estado Mayor vaya al exterior. Se iban por un año para ver cómo están en otros países. Basados en eso, se hacía un esquema por el cual los mejores iban ascendiendo como más antiguos y, al final, los mejores ascendían a generales, en su mayoría 90% ascendían a los mejores. Y el ser primero o segundo les daba más ventaja sobre los demás.

Entonces no se tomaba destinos ni fronteras porque se suponía que era un servicio, lo que se tomaba en cuenta eran las escuelas, es decir, la mayor capacidad intelectual de los que ascendían y lógicamente lo compensaban con la parte física y la parte militar con los valores militares.

Si alguien cometía una barrabasada, lo mandaban afuera, no había contemplación, las cosas contra la moral eran castigadas de inmediato. Si no defendía a su cuartel o no estaba dispuesto a cumplir con sus obligaciones, era relevado y  no ascendía más.

Sobre la toma de decisiones, nunca el comandante por sí solo tomaba decisiones institucionales, nunca, y si el presidente le ordenaba, el comandante le decía: “Perdón, señor presidente, permítame consultarle con el Estado Mayor”. No se tomaban decisiones de tipo institucional porque afectan a las FFAA. 

Antes eran mucho más íntegros nuestros generales, tenían mucha más capacidad para ejercer el mando de las fuerzas en situaciones de crisis.

¿Cómo avizora el futuro cercano de la institución?

Considero que se debe confiar en las FFAA. De todas maneras, las FFAA tienen un núcleo muy fuerte de personal, que mantiene la integridad, los valores, la lealtad, todo aquello que hace que uno sea soldado.

En algún momento, nuestros gobernantes se van a dar cuenta de que las FFAA deben ser apolíticas.  No debemos ser formados con una doctrina política, debemos ser formados sólo con doctrina militar.  Los militares que se meten en política dejan de ser militares. Las FFAA al servicio de la patria, adecuadamente armada, equipada en condiciones de defender a nuestro país. Su misión también es ser leal al Gobierno legalmente   constituido, pero, para eso, no se necesita  que estén lustrando sus botas, se necesita profesionalismo e integridad.

HOJA DE VIDA

  • Carrera   Tomás Peña y Lillo se formó en el Ejército. Estuvo a cargo de diferentes unidades y divisiones del país.
  • Cargo   Fue comandante de esta fuerza militar.
  • Otros  Es experto en temas relacionados con  la Seguridad y Defensa del Estado boliviano.

Página Siete

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