El 4 de julio de 2012, en una sala del Centro Europeo de Física de Partículas no cabía un alfiler y entre el público estaban Peter Higgs y François Englert. Aquel día, 48 años después de que ambos teorizasen la existencia de una esquiva partícula subatómica, finalmente se confirmó su existencia.
Pocos anuncios del campo de la física han logrado semejante impacto mediático, pero la ocasión lo merecía. El bosón de Higgs es una parte fundamental del Modelo Estándar de la física elemental -que describe cómo está hecho el mundo- y sin él nada existiría, pues es el responsable de conferir masa a las partículas.
El físico teórico británico Peter Higgs y el equipo belga formado por François Englert y Robert Brout (fallecido en 2011) llegaron, por separado, a proponer la existencia de ese bosón en 1964.
Todos rondaban la treintena, pero el complejo proceso científico y tecnológico para confirmar de forma experimental su teoría hizo que tuvieran 80 años cuando supieron que estaban en lo cierto.
“Felicitaciones a todos los que han participado en este formidable logro. Para mí es algo realmente increíble y haber vivido para verlo”, dijo Higgs tras escuchar el anuncio, cuando no pudo evitar emocionarse hasta las lágrimas.
Tras una complicadísima explicación y una conclusión solo apta para físicos, el que era director del Centro Europeo de Física de Partículas (CERN) Rolf-Dieter Heurer se dirigió a la audiencia: “Creo que lo tenemos, ¿estáis de acuerdo?”. En ese momento, la sala se vino abajo de aplausos.
EFE